
Los ingenieros, arquitectos y profesionales afines tienen una inmensa responsabilidad cuando diseñan, planifican y construyen obras de infraestructura, las cuales no admiten errores, porque de ello depende la calidad de vida de muchos venezolanos, además de la necesaria transparencia en el manejo de los dineros públicos que deben ser invertidos adecuadamente.
Vemos con preocupación, la gran cantidad de obras mal concebidas, mal diseñadas y mal ejecutadas a lo largo y ancho de toda la geografía nacional. Paradójicamente, el ejercicio de la ingeniería se ha venido a menos durante los últimos años. La improvisación, la falta de planificación y la corrupción, han sido los signos generalizados del proceso revolucionario en materia de infraestructura. Basta con hacer una corta retrospectiva sobre los planes de inversión ejecutados por el gobierno revolucionario durante estos 20 años, para encontrarnos con emblemas patrios de ineptitud, corrupción e irresponsabilidad profesional en el ejercicio de la ingeniería por parte de colegas que solo piensan en llenar sus bolsillos fraudulentamente haciendo negocios muy lucrativos con las necesidades del país en materias tan estratégicas como petróleo, alimentación, agua potable, luz, cloacas, drenajes, vialidad, transporte, infraestructura escolar e infraestructura hospitalaria. Hemos gastado la cifra de petrodólares más grande de todos los tiempos; para exhibir la peor crisis de infraestructura de toda la historia.

Por último es obvio que el Colegio de Ingenieros de Venezuela debe someterse a una revisión muy profunda en relación a esta situación que afecta al país en las entrañas mismas de su desempeño.
La justicia protege los pasos del hombre recto, la malicia causa la ruina del pecador… (Proverbios 13:6)
El Impulso.com (2013)
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