EFECTOS DE LA POBREZA Y VULNERABILIDAD FRENTE A EVENTOS SÍSMICOS


La pobreza incrementa la vulnerabilidad y una mayor vulnerabilidad significa más pobreza e insostenibilidad. Los terremotos de Haití y Chile de inicios de 2010 ilustran muy bien esta interdependencia. En enero de 2010 Haití sufrió un terremoto de Mg. 7,3 que ocasionó más de 350.000 fallecidos y una epidemia de cólera; un mes después Chile fue estremecido por un sismo de Mg. 8,8 cuya liberación de energía fue considerablemente mayor que la del terremoto de Haití, pero que produjo menos de 500 fallecidos. La diferencia en el grado de afectación entre ambas catástrofes radicó básicamente en la diferencia, entre ambos países, en el nivel de la pobreza y de la vulnerabilidad ciudadana integral asociada, que incluye la vulnerabilidad física de la infraestructura y el equipamiento, así como la vulnerabilidad social y económica de la población.

Se considera la vulnerabilidad ciudadana frente a eventos de origen natural o antrópicos como: Condiciones predominantes de fragilidad, indefensión o susceptibilidad de un sistema social (comunidad-hogar-personas), en un momento determinado, frente a los impactos derivados de la materialización de una amenaza natural, influenciadas por factores demográficos, educativos, físicos, económicos, ambientales, culturales y de organización, que favorecen la conversión de un fenómeno natural a categoría de desastre al potenciar la probabilidad de sufrir pérdidas significativas debido a las limitadas capacidades de anticipación, resiliencia y resistencia del sistema ante eventos que exponen a riesgo la vida, los modos de vida, el ambiente, y los bienes. El gran objetivo es la reducción sustancial del riesgo de desastres y de las pérdidas ocasionadas, tanto en vidas, medios de subsistencia y salud como en bienes económicos, físicos, sociales, culturales y ambientales de las personas, las empresas, las comunidades y los países; y en sus cuatro esferas prioritarias:

  • Comprender el riesgo de desastres-
  • Fortalecer la gobernanza del riesgo de desastres para gestionar dicho riesgo.
  • Invertir en la reducción del riesgo de desastres para la resiliencia.
  • Aumentar la preparación para casos de desastre a fin de dar una respuesta eficaz y para “reconstruir mejor” en los ámbitos de la recuperación, la rehabilitación y la reconstrucción.
LA POBREZA EN VENEZUELA

Los datos de ENCOVI 2014 y 2015 (Tabla 1) revelan que la situación de pobreza de ingresos en Venezuela en 2015 empeoró respecto a 2014; y según los resultados preliminares de ENCOVI 2016, la pobreza alcanzó a un 80 % de la población; mientras que la pobreza extrema llegó probablemente a su mayor nivel al ubicarse en un 60 %.

Tabla 1: Situación de pobreza en Venezuela en los años 2014 y 2015.
(Fuente: ENCOVI 2014-2015).

Los efectos de la pobreza implican:

  • Una reducción de la tasa de actividad de la población, representada principalmente por la deserción escolar y el ingreso precario al mercado laboral.
  • Liquidación de patrimonio, es decir que se gasta lo que pudo acumularse (ahorros) y que pudo haberse usado como como activo, lo que implica principalmente la imposibilidad de acceso a un alojamiento adecuado y genera un proceso de filtración hacia abajo, es decir que las familias tienen que recurrir a una vivienda o a un lugar de peor calidad que su alojamiento anterior;
  • Reducción del consumo por los efectos de la inflación desbordada, se consume menos y por efectos de la escasez, es más difícil sustituir la compra de un producto por otro.
  • Crecen la desnutrición y las enfermedades de la pobreza.
La conclusión obvia es que es necesario impedir a toda costa que los hogares venezolanos sigan empobreciéndose.

La cuestión es que no ha habido una política para enfrentar la crisis social; y las “misiones” sociales organizadas por el gobierno no constituyeron una política dirigida a la superación de la pobreza y tampoco han resultado en una política de contención de la crisis de ingresos.

Como se ha señalado, al no esperarse un comportamiento económico distinto al actual los niveles de pobreza de ingreso se incrementarán. Es posible que estemos en el límite superior de la pobreza de ingreso: en 2016 alrededor del 80%; pero, el 27 % que no era pobre seguirá siendo un sector que pierde calidad de vida por el efecto de filtración hacia abajo. En todo caso, lo que seguirá aumentando, si no cambia la política social, es el nivel de la pobreza estructural que alcanza al 30% de los hogares del país. Es sólo cuestión de tiempo para llegar al 45%, tope histórico en los últimos 17 años. El factor básico de la pobreza estructural está representado por las necesidades básicas insatisfechas: vivienda, salud, educación, empleo, recreación… aunadas a la condición de pobre que recibe ingresos insuficientes para sustentar el costo de un estándar mínimo de consumo.


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