USO DEL BAMBÚ COMO ACERO ESTRUCTURAL

El Bambú se ha utilizado como un material de construcción durante siglos en todo el mundo. Los beneficios de usar el bambú son enormes: su crecimiento es rápido, es de alta resistencia a la tracción, y tiene la capacidad de capturar grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera, por nombrar sólo algunas de las propiedades más notables que tiene para ofrecer.

El bambú es un vegetal con una estructura casi perfecta que le proporciona unas propiedades mecánicas fabulosas, con una resistencia a la tensión, según muchos estudios, mayor que el acero. Si lo unimos a que su cultivo es fácil, barato y abundante en regiones del mundo en vías de desarrollo, su potencial como sustituto de un material caro como el acero en las estructuras de hormigón armado lo convierten ni más ni menos que en el nuevo material del futuro, tratándose sin duda de un material con un potencial desaprovechado, pero una cosa es que la naturaleza haya creado la estructura vegetal perfecta que soporte unas condiciones propias y específicas de crecimiento vertical, y otra muy distinta es que pueda interactuar con otros materiales en un sistema constructivo con diferentes leyes de carga. 

Durante décadas, los investigadores de todo el mundo han buscado métodos para fomentar su uso dentro del sector de la construcción y transformar al bambú, un material orgánico de nivel local, en un producto industrializado de nivel internacional.

Los primeros experimentos del bambú como refuerzo del hormigón fueron llevados a cabo en 1914 por H.K. Chou en el Institute of Technology de Massachusetts, que serían posteriormente aplicados en China en 1918 para el refuerzo de los pilotes de hormigón en las cimentaciones de puentes de ferrocarril. Esta prometedora combinación bambú-hormigón alentó una investigación que se extendería por China, Japón, Filipinas, Estados Unidos, México, Colombia y en muchos otros países que incluso carecen de esta planta como Alemania, Italia o Egipto. De todos estos estudios, el más relevante es el del profesor H.E. Gleen en 1944, realizado en Clemson Agricultural College of South Carolina, donde se construirían las primeras estructuras de hormigón armado con bambú, con unas conclusiones muy poco favorables. 

Esta combinación de materiales se hizo muy recurrente en periodos de guerra como la Segunda Guerra Mundial, en la que tanto Japón como Estados Unidos utilizaron estas estructuras en sus instalaciones militares del Pacífico. A pesar de los resultados de Gleen, en el transcurso de la guerra de Vietnam, los EEUU intentaron levantar una estructura abovedada con resultados catastróficos.

En los ensayos de resistencia a la tracción, el bambú supera a la mayoría de los otros materiales, acero incluido. Esto se logra a través de la fuerza de su estructura hueca, tubular, evolucionada durante milenios para resistir la fuerza del viento en su hábitat natural. También esta estructura ligera facilita la cosecha y el transporte. Debido a su ciclo de crecimiento rápido y la variedad de áreas en las que es capaz de crecer, el bambú también es muy barato. Este rápido crecimiento permite la absorción de grandes cantidades de CO2, lo que significa que su cultivo como material de construcción ayudaría a reducir además la velocidad del cambio climático. 

A pesar de todas estas ventajas, todavía hay trabajo por hacer para superar sus limitaciones. La contracción y expansión es una de ellas, causada tanto por los cambios de temperatura como por la absorción de agua. También la hierba es susceptible a la debilidad estructural causada por hongos y simple biodegradación. Irónicamente, muchos de los países que se beneficiarían del bambú como sistema de reforzamiento también carecen de los recursos para desarrollarlo como una alternativa viable al acero, del actualmente dependen.

La conclusión es que actualmente en estructuras de gran envergadura, el uso del bambú como refuerzo resultaría inoperante. Estas limitaciones implicarían el desarrollo de nuevas técnicas de construcción con bambú o apoyarse en distintas teorías de diseño basadas en el diseño elástico .

Respecto a las nuevas técnicas constructivas, una posibilidad a tener en cuenta es el uso de cables realizados con bambú, una solución que daría respuesta al problema del área y a la deficiente adherencia entre los dos materiales, lo que garantizaría la seguridad de las estructuras de modestas dimensiones como las del sector rural.


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